En la hostelería, cada vez es más común encontrar platos que incluyen avellanas. Este fruto seco, que durante mucho tiempo ha sido utilizado en repostería, ha encontrado su lugar en la cocina salada, enriqueciendo platos y otorgándoles una textura y un sabor únicos.
Por otro lado, las sopas son un clásico de la gastronomía mundial, y es común encontrarlas en la carta de cualquier restaurante. Pero también es cierto que, en muchas ocasiones, estas sopas pueden resultar aburridas y repetitivas. ¿Cómo hacer que una sopa sea diferente y sorprendente?
Las avellanas tienen una textura crujiente que aporta un contraste interesante en platos salados. Además, su sabor tostado es muy versátil y puede combinarse con una gran variedad de ingredientes.
En la hostelería, se utilizan las avellanas en diferentes preparaciones. Por ejemplo, se pueden incorporar picadas en platos de carne o de verduras, o en ensaladas para darles un toque crujiente. También se utilizan en salsas y para hacer empanados y rebozados.
Para darle un toque diferente a las sopas, es necesario salir de lo convencional. Algunas opciones pueden ser incluir ingredientes poco habituales en este plato, como las avellanas, o jugar con las texturas.
En la hostelería, se han popularizado las sopas en formato de espuma, que permiten una experiencia sensorial diferente y sorprendente para el comensal. También se puede jugar con los toppings, incluyendo crujientes o esferificaciones.
Las avellanas y las sopas pueden ser excelentes aliados en la hostelería para sorprender a los comensales. Jugar con las texturas y los sabores es fundamental para ofrecer platos diferentes y atractivos. La creatividad e innovación en la cocina son la clave para destacar en un mundo cada vez más competitivo.